Aterrizando en el sudeste asiatico
Cuando uno llega a una ciudad, la primera impresion depende mucho del lugar del que se viene. Por eso, en contra de lo que algunos piensan, Bangkok nos parecio una ciudad limpia, ordenada, moderna... hasta tranquila. Pero viniendo de Bombay es posible que sea una impresion apresurada.
Tampoco nos quedamos a comprobarlo, nuestro objetivo estaba claro y no tenia nada que ver con una gran ciudad. Nos dirigimos directamente al sudeste de Tailandia, a un pequenho pueblo llamado Trat, donde llevamos a cabo nuestra inmersion cultural.
Los tailandeses nos han parecido una gente amable y sonriente, pero un poco histrionicos cuando hablan. Y es que su idioma incluye una variable hasta ahora desconocida, la entonacion: segun el tono (ascendente, descendente, plano...) una palabra significa cosas diferentes. Como las conversaciones son un sinfin de altos y bajos, podria parecer que estan discutiendo todo el dia, sino fuera porque generalmente sonrien.
Les encanta comer, y lo hacen a todas horas en cientos de puestos que inundan las calles, o en mercadillos especiales al aire libre donde hay gente a cualquier hora. Nos fuimos a cenar a uno de ellos, y despues de dar dos vueltas viendo carteles en tai, sin saber ni que pedir ni como hacerlo, acabamos utilizando la vieja tecnica de apuntar con el dedo a unos trozos de pollo que colgaban en un puesto y recibimos a cambio un rico bowl de sopa de noodles con tropezones, un exito.
Seguimos hacia el sur, porque nosotros en realidad nos habiamos propuesto llegar a la playa, y para eso nos fuimos a la isla de Koh Chang, cerca de la frontera con Camboya. Como casi todas las islas tailandesas, esta lejos de ser un paraiso perdido, ya que a casi todas partes ha llegado el desarrollo. Pero afortunadamente aun hay sitio para todos, para los que les gustan los lujosos resorts con todo tipo de comodidades, y los que prefieren lugares mas naturales aunque un poco mas incomodos.
En uno de los ultimos acabamos nosotros, no solo porque tenia bastante encanto dormir en un bungalow al lado del mar, hecho con cuatro ramas de palmera, sin mas que una bombilla y una mosquitera, sino tambien porque era terriblemente barato. Aqui veis parte de las instalaciones: el banho ducha era muy currinho (la ducha es a base de cubos con el agua congelada de ese pilon). La terraza del hostal era lo mejor, de estilo chill-out sobre las rocas, era una gozada cenar mirando al mar y pasar a la sombra las horas de mas calor del dia.
Aqui coincidimos con una amiga de Dani de sus tiempos de Bath, Eva, a la que yo habia conocido en Praga (esta chica se mueve mucho). Ahora vive en Goa, pero por desgracia no pudimos encontrarnos alli. Con ella pasamos estupendas sobremesas charlando sobre lo divino y lo humano, compartiendo nuestras opiniones y sus conocimientos sobre la India y Tailandia.
A estas conversaciones se unieron en ocasiones otros recien conocidos como podeis ver en la foto. Con ellos nos pasamos por una Full Moon Party, aunque la original es en Koh Pha Ngan (un fiestorro en la playa que empezo como una fiesta de cumpleanhos que se les fue de las manos a unos cuantos hippies en el 89), ahora hay una en cada playa de Tailandia y es una excusa para desfasar en la playa a ritmo electronico iluminados por el fuego de los expertos malabaristas tailandeses. A mi esto de las rave parties nunca me hizo mucha ilusion, pero supongo que tiene su punto.
La playa donde vegetamos se llamaba "Lonely Beach", no era lonely del todo pero estaba muy bien. Alli nos pasamos unos cuantos dias sin mas preocupacion que decidir de que fruta queriamos el batido o a que isla queriamos ir a hacer snorkelling.
Koh Chang se encuentra en un parque natural marino, y no me extranha, porque me atreveria a decir que hemos visto aqui una variedad de corales equiparable a la de la Gran Barrera de Arrecife en Australia. Es todo un placer "pasearse" por esos campos de coral de colores sorprendentes y formas extravagantes. La vida animal, sin ser tan variada como la de Australia, no estuvo nada mal y nos encanto sobre todo nadar entre enormes bancos de peces trompeta con sus cuerpos alargados, casi transparentes. Aqui veis a Juan en plena accion, ese dia nos cayo de repente y durante 5 minutos, el diluvio universal, al principio solo Juan se tiro al agua, mientras los tais, que en general no son muy buenos nadadores y les gusta hacer snorkelling con chaleco salvavidas, le miraban con cara de susto.
Ademas de las playas de la costa, el segundo atractivo de la isla es su interior montanhoso cubierto de selva humeda. Para conocerlo nos dimos un paseo a lomos de un elefante, hay un monton en Koh Chang, de hecho, la palabra Chang quiere decir elefante (Koh es isla). En el Elephant Camp participamos de una sesion de banho bastante especial, la piel del elefante es lo mas aspero que he visto en mi vida y sus pelos increiblemente duros, pero me encanto cepillarle la cabeza y ducharme con sus trompazos.
Tampoco estuvo mal darle unas bananas que desaparecian rapidamente en su boca. El paseo sin embargo, ya no nos emociono tanto, se suponia que este era un sitio bastante didactico y donde se preocupaban mucho de los animales. Pero nos parecio un mero negocio, en cuanto nos bajamos de "Cindy", se subieron otros para el siguiente paseo y el trato dado a los animales no parecia el mejor. Los elefantes no estaban nada contentos porque no les dejaban pararse a comer. Solo podian, de vez en cuando, detenerse para rascarse contra un arbol, el cual parecia que se fuera a romper con las embestidas del animal. Me temo que esto solo se lo dejaban hacer porque piensan que es gracioso para los turistas. De todas formas, el paisaje por el que paseamos fue esplendido, y poder ver a los elefantes de cerca nos encanto.
Como no todo podia ser descansar, dejamos la playa para volver a Bangkok, lo que hicimos por cierto en un bus decorado como si fuera la casa de una princesa de Disney, inexplicable. Esta vez pudimos comprobar que, en efecto, no es el lugar mas tranquilo del mundo. Sobre todo cuando fuimos al gigantesco mercado de fin de semana de Chatuchak, donde nos pasamos horas deambulando con un calor de muerte entre puestos que vendian de todo. Otro ejemplo es la calle turistica por excelencia, Khao San Road, donde empieza la novela de La Playa, que Dicaprio interpreto en el cine. Este si es un lugar un poco frenetico lleno de actividad comercial, hostales, bares de estilo europeo y en fin, mucho mucho extranjero. Aqui los unicos tais son los vendedores. Un sitio poco recomendable.
La mejor forma de desplazarse por Bangkok es en barco por el rio. No tienen los mismos problemas que los taxis multicolores que recorren la ciudad (la mayoria de ellos, siguiendo con el estilo Disney, son fucsias). En barco nos desplazamos hasta el Grand Palace que se encuentra en medio de un inmenso recinto repleto de templos con la decoracion mas brillante y colorida que he visto nunca. Todos los edificios eran o bien dorados con espejos multicolores, o bien de porcelana, hechos (dicen) con trozos de tazas de antigua porcelana china.
Un lugar espectacular es el templo del Buda Esmeralda, que recuerda un poco al Manneken Pis belga, y no solo porque su tamanho es totalmente decepcionante, sino porque le ponen trajecitos segun la estacion, solo que estos son de oro nada menos (en la foto lo veis con su traje de verano). El templo es precioso, sin un centimetro cuadrado sin decorar por dentro y por fuera.
Tras este atracon decorativo, nos fuimos a Wat Pho, otro recinto de templos donde tienen la mayor cantidad de budas de Tailandia, sentados, de pie, asi como el Buda tumbado mas grande que existe. Este es el que mas impresiona, aunque no es el mas bonito, ya que es tan grande que ocupa todo el edificio y apenas se puede ver en toda su magnitud. Como veis casi no nos cabia en la foto.
En el aspecto gastronomico, que ya era hora, tenemos que destacar toda esa variedad de puestos callejeros que venden fruta deliciosa (alguna todavia no nos hemos atrevido a probarla), pinchitos morunos de todo tipo, pescado y noodles, muchos noodles. El Pad Thai es uno de los platos mas comunes, noodles salteados con verduras y carne o marisco, en cualquier puesto te venden uno por 25 Bahts (medio euro aprox), bueno y barato. Tambien hay mucho pescado y marisco seco (secado al sol generalmente), de aspecto y olor espeluznante (ya sabeis que odio estas cosas) pero es que nada puede ser perfecto.
Como curiosidad, confirmamos que la Cocacola sabe igual a pesar del envase, y que igual que en la India aqui hay Mirinda, pero aunque nos haga mucha ilusion beberla, la recordabamos mas rica.
Nuestra pequenha visita por Tailandia termina por ahora, pero volveremos para conocer algo mas del norte. De momento haremos un pequenho parentesis para conocer Vietnam y Camboya, pero esa es otra historia.